El muchacho, en cambio, pensaba en su tesoro.
Cuanto más se acercaba a su sueño, más difíciles se tornaban las cosas. Ya no funcionaba aquello que el viejo rey había llamado "suerte de principiante". Lo único que él sabía que funcionaba era la prueba de la persistencia y del coraje de quien busca su Leyenda Personal.
sábado, 24 de abril de 2010
Reinscripción de ¿Que se esconde detras de la lectura?
¿Qué aprende aquella persona que lee este libro?
Andrés y Eduardo no parecían hermanos. Tal vez por su aspecto físico tan diferente; quizás porque sus personalidades no coincidían en lo más mínimo. Era como si hubiesen decidido mutuamente separarse el uno del otro, dejar de pertenecer a la misma familia… y lo hacían muy bien: ya no coincidían en sus preferencias, ya no frecuentaban los mismos lugares como, cuando niños, sus padres los llevaban de paseo. Preferían permanecer distanciados, como si cada uno de ellos no pudiera realizarse en presencia del otro.
Al igual que su padre, Andrés adoraba viajar. Cada verano pasaba semanas recorriendo ciudades, conociendo diferentes culturas, soñando despierto durante cada nueva experiencia, encontrando interesante aprender de los demás y anhelando poder regresar y comunicar a quienes se habían quedado acerca de la riqueza que reside en la diversidad de personas, costumbres, paisajes.
Eduardo, por el contrario, detestaba socializar con otra gente. Durante sus vacaciones prefería quedarse encerrado escuchando música, actividad comprensible cuando quien la practica es alguien tan tímido como él. Parecía ser la sombra de su hermano, siempre detrás de los logros y virtudes del mayor; aunque en su interior mantenía oculta cierta admiración por él.
Durante el último viaje que Andrés realizó, visitó la provincia de Salta y quedó enamorado de un pueblo del valle, llamado Campo Quijano. El lugar brindaba calidez y tranquilidad; oficiaba de puente entre él y la naturaleza… era un sitio donde conectarse con el centro mismo de su ser, con sus inquietudes más profundas y sus pensamientos más puros.
El camino de regreso fue largo y le permitió reflexionar al viajero acerca de sus experiencias y de su vida en general. Fue entonces cuando decidió escribir un libro donde pudiera volcar sus saberes acerca de lo que el consideraba virtudes de la vida, y las huellas que, paradójicamente, el camino recorrido había dejado en él.
Ya de regreso en Buenos Aires y “cocinando” su libro, el hijo mayor pensaba cuál era la idea principal que quería transmitir a través de sus palabras. En ese momento advirtió que a las vivencias que pretendía contar, aún les faltaba un paso muy importante… porque entre viaje y viaje, había descuidado su mayor tesoro: su hermano menor, quien había crecido con él y compartido toda su niñez, a pesar de sus diferencias, y a quien quería como a nadie en el mundo. Fue entonces que descubrió lo que él realmente quería enseñar a quienes lean su libro… porque advirtió que durante todos sus viajes algo en su corazón le provocaba un vacío, como si él marchara, pero su esencia quedara en su lugar de origen. Entonces encontró el verdadero significado de su caminar, y recordando algún viejo texto, pensó: andarás miles de senderos, pero vayas donde vayas, nunca olvides que allí donde esté tu tesoro, también estará tu corazón.
Andrés y Eduardo no parecían hermanos. Tal vez por su aspecto físico tan diferente; quizás porque sus personalidades no coincidían en lo más mínimo. Era como si hubiesen decidido mutuamente separarse el uno del otro, dejar de pertenecer a la misma familia… y lo hacían muy bien: ya no coincidían en sus preferencias, ya no frecuentaban los mismos lugares como, cuando niños, sus padres los llevaban de paseo. Preferían permanecer distanciados, como si cada uno de ellos no pudiera realizarse en presencia del otro.
Al igual que su padre, Andrés adoraba viajar. Cada verano pasaba semanas recorriendo ciudades, conociendo diferentes culturas, soñando despierto durante cada nueva experiencia, encontrando interesante aprender de los demás y anhelando poder regresar y comunicar a quienes se habían quedado acerca de la riqueza que reside en la diversidad de personas, costumbres, paisajes.
Eduardo, por el contrario, detestaba socializar con otra gente. Durante sus vacaciones prefería quedarse encerrado escuchando música, actividad comprensible cuando quien la practica es alguien tan tímido como él. Parecía ser la sombra de su hermano, siempre detrás de los logros y virtudes del mayor; aunque en su interior mantenía oculta cierta admiración por él.
Durante el último viaje que Andrés realizó, visitó la provincia de Salta y quedó enamorado de un pueblo del valle, llamado Campo Quijano. El lugar brindaba calidez y tranquilidad; oficiaba de puente entre él y la naturaleza… era un sitio donde conectarse con el centro mismo de su ser, con sus inquietudes más profundas y sus pensamientos más puros.
El camino de regreso fue largo y le permitió reflexionar al viajero acerca de sus experiencias y de su vida en general. Fue entonces cuando decidió escribir un libro donde pudiera volcar sus saberes acerca de lo que el consideraba virtudes de la vida, y las huellas que, paradójicamente, el camino recorrido había dejado en él.
Ya de regreso en Buenos Aires y “cocinando” su libro, el hijo mayor pensaba cuál era la idea principal que quería transmitir a través de sus palabras. En ese momento advirtió que a las vivencias que pretendía contar, aún les faltaba un paso muy importante… porque entre viaje y viaje, había descuidado su mayor tesoro: su hermano menor, quien había crecido con él y compartido toda su niñez, a pesar de sus diferencias, y a quien quería como a nadie en el mundo. Fue entonces que descubrió lo que él realmente quería enseñar a quienes lean su libro… porque advirtió que durante todos sus viajes algo en su corazón le provocaba un vacío, como si él marchara, pero su esencia quedara en su lugar de origen. Entonces encontró el verdadero significado de su caminar, y recordando algún viejo texto, pensó: andarás miles de senderos, pero vayas donde vayas, nunca olvides que allí donde esté tu tesoro, también estará tu corazón.
lunes, 12 de abril de 2010
¿Qué aprende aquella persona que lee este libro?
Andrés era amante de la lectura, y leía de forma activa mutuamente como Eduardo que le recomendó un libro.
-Andrés tengo un libro en casa y quiero que lo leas –le dijo por teléfono Eduardo. El amigo ansioso fue en busca de la lectura asignada
Este libro era largo, pero a la vez comprensible e interesante, Andrés tenia dos lugares donde leía y los elegía porque estaba en presencia de la naturaleza uno era el puente y el otro el campo Quijano.
- Eduardo una tarde visita a su amigo y le pregunta,-¿Qué te pareció lo que recomendé?
- Andrés con una gran sonrisa le responde: -pude aprender a transmitir lo que esta plasmado en las hojas del libro, es decir, a socializar y comunicar a otras personas mi experiencia como lector. Eduardo esta satisfecho por el logro de su amigo, y exclama –me alegro por vos se lo que significa la lectura en tu vida.
- Andrés: yo he leído mucho y variado, pero este libro me hizo reflexionar y lograr encarar la lectura de otra manera y esto te lo debo a vos Eduardo.
Andrés era amante de la lectura, y leía de forma activa mutuamente como Eduardo que le recomendó un libro.
-Andrés tengo un libro en casa y quiero que lo leas –le dijo por teléfono Eduardo. El amigo ansioso fue en busca de la lectura asignada
Este libro era largo, pero a la vez comprensible e interesante, Andrés tenia dos lugares donde leía y los elegía porque estaba en presencia de la naturaleza uno era el puente y el otro el campo Quijano.
- Eduardo una tarde visita a su amigo y le pregunta,-¿Qué te pareció lo que recomendé?
- Andrés con una gran sonrisa le responde: -pude aprender a transmitir lo que esta plasmado en las hojas del libro, es decir, a socializar y comunicar a otras personas mi experiencia como lector. Eduardo esta satisfecho por el logro de su amigo, y exclama –me alegro por vos se lo que significa la lectura en tu vida.
- Andrés: yo he leído mucho y variado, pero este libro me hizo reflexionar y lograr encarar la lectura de otra manera y esto te lo debo a vos Eduardo.
¿Qué se esconde detras de la lectura?
Los materiales que dispongo para realizar el texto son:
-Socializar
-Comunicar
-Aprender
-Mutuamente
-En presencia de
- De foma activa
-Largo
-Interesante
-Comprensible
-Puente
-Persona
-Libro
-Campo Quijano
-Andrés
-Eduardo
-Socializar
-Comunicar
-Aprender
-Mutuamente
-En presencia de
- De foma activa
-Largo
-Interesante
-Comprensible
-Puente
-Persona
-Libro
-Campo Quijano
-Andrés
-Eduardo
domingo, 4 de abril de 2010
Con los años
Durante mi infancia prefería escuchar los cuentos que los adultos me leían, poniendo especial atención a las ilustraciones que aparecían en los libros, por sobre su contenido literario. Durante la escuela primaria mi relación con la lectura se limitaba a cumplir con los deberes que me encomendaban los docentes, es por eso que no lo encontraba interesante y mucho menos placentero.
A partir de la secundaria descubrí un gran interés por las disciplinas que en sus textos estudian problemáticas que forman parte de los seres humanos y su relación con la sociedad, como la psicología y la sociología, advirtiendo en la lectura una herramienta para comprender la actualidad. Es por eso que al momento de discernir entre un texto ficticio y uno que comprometa la realidad, me inclino por este último, ya que me resulta más interesante la utilización de un escrito como un instrumento que despierte en el lector nuevas inquietudes y necesidades, es decir, que no quede sólo en palabras, sino que promueva el pensamiento y la acción.
A partir de la secundaria descubrí un gran interés por las disciplinas que en sus textos estudian problemáticas que forman parte de los seres humanos y su relación con la sociedad, como la psicología y la sociología, advirtiendo en la lectura una herramienta para comprender la actualidad. Es por eso que al momento de discernir entre un texto ficticio y uno que comprometa la realidad, me inclino por este último, ya que me resulta más interesante la utilización de un escrito como un instrumento que despierte en el lector nuevas inquietudes y necesidades, es decir, que no quede sólo en palabras, sino que promueva el pensamiento y la acción.
El inicio
Soy Mauricio Rossiter, estudiante de la carrera Ciencias de la Comunicación. Opté por inscribirme a ella debido a la orientación que tuve en la secundaria, donde cursé materias humanísticas, que guardan una importante relación con la carrera, generándome un gran interés.
Cuando decidí cursar el Taller de Expresión, no tenia demasiado claro en qué consistía la materia, pero en el transcurso de las clases y teniendo en cuenta los objetivos planteados por la cátedra, mi propósito es fortalecer y ampliar la escritura, y así también la expresión en general.
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